Joropo
El joropo con su música identifica plenamente al venezolano. Su origen proviene del Fandango español y la música melismática (un grupo de notas cantadas sobre una misma sílaba) árabe.
Según el musicólogo e investigador de la música venezolana y caribeña, Rafael Salazar, “grandes estudiosos de la musicología, como Alejo Carpentier, consideran que el fandango es una danza fecundatoria negro-africana, proveniente de la Guinea, que llegó a Las Antillas a partir de la dispersión de los esclavos traídos por la fuerza a América para las rudas tareas de la agricultura y la minería”.
El fandango tomó fuerza en la península ibérica gracias a los viajes de los conquistadores, quienes lo llevaron de un lado a otro con sus variantes y fusiones afroamericanas y campesinas.
En el año 1640 el Consejo de Castilla prohibió el fandango y a otras danzas calificándolas de “indianas amulatadas”. El joropo encierra en el fandango su origen afroamericano con pequeños aportes indígenas. Los primeros fandangos llegaron a Caracas a principios del siglo XVII, se tocaban en las veladas de los grandes cacaos en las haciendas capitalinas y fueron ejecutados con instrumentos como: la bandurria, el cuatro, el clavecín y la bandola.
Los campesinos venezolanos - negros y mulatos - escucharon los fandangos en las fiestas organizadas por los mantuanos y aprendieron la música, imprimiendo la fuerza rítmica del negro con los bordones de un arpa rústica hecha de bambú y en las maracas se identifica la huella indígena.
El 10 de abril de 1749 el Real Consulado español con apoyo de la Iglesia Católica sancionó este tipo de danza porque, en su opinión, generaba lazo de sexo por los contactos de las manos y los extremosos movimientos propios del baile. Se estableció dos años de cárcel para los ejecutores y dos meses para los mirones. Con el tiempo, el joropo se convirtió en un ritmo popular y en cada área cultural el pueblo le incorporó sus propias figuras.
“El joropo al haber sido asimilado por el pueblo, puede considerarse un sentimiento nacional, que posee tantas variantes musicales y dancísticas según las condiciones culturales de cada región del país”, indicó Salazar.
El baile que identifica al hombre llanero es el joropo. En este baile danza el llanero manifiesta su altivez, gallardía, machismo y algunas actividades de su medio ambiente natural.
Según el maestro Alberto Londoño, la palabra joropo viene del arábigo xarop que significa "jarabe". En cuanto su origen, se cree que tiene sus raíces en el Viejo Continente, porque al parecer, el joropo nace de los bailes flamencos y andaluces que trajeron los españoles durante la época colonial, de los cuales aún se conservan algunos rasgos (el zapateo). Sin embargo, se considera que el joropo no es una copia de los bailes europeos en mención.
Es probable que los zapateos de los bailes flamencos y andaluces hayan influido en la conformación inicial del joropo, pero con todos los elementos que dieron en la fusión de las culturas, el joropo y el zapateo es especial, se enraizaron adaptándose y modificándose de acuerdo con los intereses y el sentir de las comunidades. Por lo anterior, el joropo es un baile de corrales, propio para la recreación del pueblo llanero, con el que se celebran fiestas populares, familiares, religiosa y culturales.